... porque no es cosa de un día. No es hoy la primera vez que se encuentra así. Es verdad, nunca antes quiso encerrarse tanto en su soledad, pero sí llegó a sentir cómo quema a veces el calor humano. No lo quería. Nunca le gustó. Jamás creyó necesitarlo.
Pero a pesar de luchar con armas graduadas contra un fantasma opaco, sentía que era a ella a la que se le restaban las líneas de vida. Como en esos juegos a los que se había enganchado últimamente. Como ese mundo virtual en el que se movía: el mundo que se vislumbraba cada noche, el que la rozaba cada amanecer.
No quería una realidad; quizás era mejor estar así, obviando sentimientos, sintiendo a ratos, a ratos olvidando. Porque no añoraba a nadie. Ojalá echara de menos a una persona, ojalá extrañara unos labios... pero no era así. No esperaba a una persona en concreto, o al menos no como otras veces.
Porque ahora a quien esperaba era a su "alter ego". A aquella persona que había antes, a ese "yo" que se le había olvidado, a esa forma de vivir que la había abandonado para dejarle entre la bruma de la extensa noche. No era ella. No podía retornar a la sensatez que antes intentó autoinculcarse.
Por todo esto, dedicó un guiño a quien acababa de llegar para ofrecerle aquello que antes buscaba y creía perdido. Porque en realidad, ya no quería ser así, ya no añoraba aquellas cosas, ya sólo quería avanzar... y por fin ahora se había abierto una puerta; enorme, segura, tranquila y, sobre todo, coherente.
" Necesito respirar, descubrir el aire fresco "
Medina Azahara
09 julio 2009
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