18 diciembre 2012

El equipaje.


Todos llevamos una maleta. Algunos, incluso, vienen con dos o tres. Tenemos claro que nadie ha llegado al mundo en el momento en el que le conocemos. Asumimos que también nosotros arrastramos nuestro equipaje, más o menos pesado según la persona y el momento. Intentamos muchas veces restarle peso, ponerle quizá unas ruedas que nos permitan llevarlo con nosotros sin apenas darnos cuenta. Sabemos que en esa maleta está lo que nos ha traído al lugar en el que estamos; lo que, seguramente, nos ha hecho como somos. 
Pero he aquí el gran problema. ¿Queremos ayudar a otros a llevar su equipaje? Pues en el cruce del camino, las maletas se confunden y se arrastran entre dos. Y si decidimos que sí queremos, viene lo más difícil: ¿sabemos llevarlo? ¿Quién nos enseña a asimilar, sin perjuicio para nuestra salud mental, que la otra persona es también todo lo que ha sido antes? ¿Cómo somos capaces de obviar el pasado o, más complicado aún, implementarlo en el presente? ¿Cómo podemos sentirnos bien al pensar que lo que hoy nos hace feliz puede no ser original, puede haber ocurrido montones de veces? Ojalá un manual, pues, por más que lo intento, yo no he podido. 


16 julio 2012

Una vida concentrada

Te echo de menos. Éste es mi problema, pero no acaba ahí. Te echo de menos de esa manera que molesta, no con ese aire de añoranza sensiblera que provoca una sonrisa a ratos. Lo hago de esa otra forma en la que ningún plan resulta atractivo porque nunca vas a estar. De ese modo en el que cada minuto duele.

La verdad es que soy capaz de adaptarme a casi todo, y ya me he acostumbrado a esta vida de 'echar de menos'. En realidad, me parece que también me pasa cuando estás al lado. Lo normal es que no estés, así que, cuando te tengo conmigo, empiezo a echarte de menos ya para la próxima vez; para que no sea tan doloroso, supongo.

De hecho, creo que no sé muy bien qué hacer cuando estás. ¿Cómo exprimes el tiempo para que cuando haya acabado te asegures el haberlo disfrutado? Estoy aprendiendo a concentrar cada cosa que nos pasa, para que así nos dé tiempo a todo. El problema de esto es que los abrazos son más cortos, los besos no llegan a ser infinitos, las miradas son fugaces, las discusiones son tan rápidas que no da tiempo a hacer una buena argumentación y los enfados se confunden con las reconciliaciones (por suerte, éstas sabemos dilatarlas un poquito más).

Ahora que tengo una vida con los momentos intensos concentrados, voy a intentar buscar la manera de poder guardarlos y, así, sacarlos cuando me haga falta; en uno de esos días en que no estás, en uno de tantos ratos en los que, como ahora, te echo de menos.

"Que termine un momento precioso y le suceda la vulgaridad"
Héroes del Silencio

29 septiembre 2011

Sent_ir.

En los últimos meses había llegado a un acuerdo consigo misma: buscarás estabilidad pero sin perder de vista las emociones. Y fíjense, que lo había conseguido. El problema es que a la larga cada vez se hace más complicado mantener esa quietud acompañándola de puntuales y violentas bandadas de sentimiento puro.

Porque ella quiere sentir, quiere vibrar, quiere experimentar todas y cada una de las sensaciones que existen. Porque ella siempre ha considerado que una persona se puede clasificar según su capacidad para sentir. Porque ella necesita ese combustible que la haga caminar.

Así que quiéreme, hazme volar, llévame allá donde nunca estuve. Grítame, hazme llorar y luego abrázame. Aléjate y vuelve después. Quédate y no te vayas nunca. Haz que no quiera verte. Haz que te eche de menos. Haz que no pueda vivir sin ti.

"Si lo que quieres es vivir cien años, no vivas como vivo yo."
Joaquín Sabina

14 septiembre 2011

Tengo miedo.

Nunca fui partidaria de montarse en una nube por aquello de tener una fuerte caída. Aún así, hay cosas que no se pueden evitar, y cuando estás arriba del todo nadie te puede negar que eres la persona más feliz del mundo. Pero... ay! Siempre llega ese momento en el que peligra la estabilidad.
Siempre he pensado que a cuanto más dolorosa es la situación, más sorprendente es mi reacción. Y así es como ahora me veo entrando en un periodo de hibernación, intentando que nada más me salpique, porque no podría soportarlo.
Veo la cuesta arriba enfrente de mí y no tengo fuerzas para subirla, pero miro hacia atrás y sé que si retrocedo, caeré. Me empeño en engañar a la mente, en mantenerme entretenida pensando otras cosas. Me repito una y otra vez que todo va a ir bien. Me exprimo intentando encontrar solución. Pero al final de todo, lo único cierto es que estoy aquí, sola y en silencio. Y tú no estás... creo que en ninguno de los sentidos.

"Miedo de volver a los infiernos..."
M-Clan

13 julio 2011

Vol_Ando

Es inevitable sentir algo especial cuando se va a tomar un avión. Yo siempre recuerdo los momentos de las películas, aquellos en los que el paso por un aeropuerto va acompañado de una dolorosa despedida o de un maravilloso reencuentro.
Hoy, en cambio, tomo el avión como quien agarra el autobús para un trayecto diario. Porque no huyo de nada, no dejo nada aquí que pueda perder y no busco nada, porque ya encontré mucho. Otras veces, un viaje a otro país supuso apartarme de todo para volver a encontrarme. Hoy no.
Así que me voy hacia una experiencia preciosa, como es cada visita a un lugar desconocido, pero acompañada de unos sentimientos que hacen que tomar un avión no sea más que ir de un lugar a otro, puesto que hace ya tiempo que me encuentro volando muy alto.


"Mi vida fuimos a volar con un solo paracaídas"
A. Calamaro

11 julio 2011

Permíteme dudar.

Permíteme dudar. Déjame que me plantee si las cosas podrían ser de otra manera. No te preocupes si me cuestiono hasta lo más básico. No es malo.

Simplemente, nunca supe conformarme sin haber analizado cada una de las opciones. Me gusta mirar atrás, no creo que la melancolía sea siempre negativa. Considero necesario parar a veces, sentarse en el camino y observar lo recorrido durante un rato para después seguir hacia una nueva dirección.

Y hoy es uno de esos días en los que me pregunto absolutamente por todo. Incluso quién soy yo, quién eres tú y dónde estará ella. O él. Todo. Pero quizás en un rato habré reubicado cada cosa y estaré de nuevo en cada lugar donde tú estés.

Hasta entonces, voy a seguir interrogándome para obtener todas y cada una de las respuestas que ahora mismo necesito. 

"No tengo alas para llevarte pero, si faltas, ¿cómo salvarme?"
Ismael Serrano





29 abril 2011

El choque de dos cuerpos

Probablemente ni tú ni yo queramos cruzarnos. Sin embargo, estoy segura de que nos vamos a tropezar y no será dentro de mucho.
Seguramente no sucederá en el mejor de los lugares, será mucho peor que la última vez y no arrojará ninguna luz a la situación.
Quizá ni tú ni yo tengamos la capacidad de canalizar la energía liberada, pero eso será lo de menos.
Porque puede que lo más importante de todo esto sea que, probablemente, ni tú ni yo queramos cruzarnos.


"Y cuando nos vimos las caras, me buscabas tú también"
Nacho Vegas