Miro el reloj. Y los estáticos números me dicen que no ha pasado ni una hora.
Y sigo recordándote...
Tus manos en mi cabeza, tu aliento en mi cuello.
Y sigo recordándote...
El tenue brillo de tus ojos frente al deslumbramiento de los míos.
Y sigo recordándote...
El latido de tu corazón acompasado con el mío mientras leo en tu mirada que quieres ocultarlo.
Y sigo recordándote...
Tus manos en mi cabeza, tu aliento en mi cuello.
Y sigo recordándote...
El tenue brillo de tus ojos frente al deslumbramiento de los míos.
Y sigo recordándote...
El latido de tu corazón acompasado con el mío mientras leo en tu mirada que quieres ocultarlo.
Y sigo recordándote...
Porque mientras esas manos y esos ojos continúen hablando por ti, seguiré recordándote, haciendo caso omiso de tus palabras.
Porque mientras esas manos y esos ojos continúen hablando por ti, seguiré recordándote, haciendo caso omiso de tus palabras.
1 comentario:
Me encanta! Lo mejor que has escrito es a partir de las 6 de la mañana ;)
A mi es a esas horas cuando me salen las palabras do verdad, con mayusculas!
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