Ella siempre se proponía empezar el día de buen humor, siempre salía a la calle con la mejor de sus caras y buscaba a cada momento la forma de mirar hacia delante con la mayor de la sonrisas. Intentaba transmitirle a la gente que todo es relativo, que la mayoría de cosas no tienen más importancia que la que le queramos dar y que los buenos ratos pueden alargarse tanto como deseemos.
Pero un día todo se derrumbó. No había forma de relativizar, era imposible restarle importancia y, poco a poco, aquello que tanto le había costado conseguir, se borró de golpe para dar paso a un lúgubre pasillo que no deja intuir la más mínima señal de su final.
El hundimiento es inminente.
" Cada vez que toco un poco fondo... "
Andrés Calamaro
21 diciembre 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario