Odio la necesidad de escribir. Odio ese momento en el que intento centrarme en el planteamiento de un problema, en memorizar las propiedades de un material, en descifrar la resolución del último ejercicio. Y sin avisar, aparece esa sensación. La sensación de que no voy a poder llegar a concluir lo que esté haciendo si antes no cojo un folio en blanco y un boli Bic y expulso todo lo que se ha ido acumulando.
Porque mis lágrimas siempre han sido de tinta, porque nunca aprendí a llorar en hombros ajenos. Y en ratos como éste, me gustaría tener a quien abrazar y poder mirar cómo detrás de mí queda inerte e impoluto ese papel. Pero lo cierto es que sólo estamos él y yo.
" vértigo, que el mundo pare..."
Ismael Serrano
2 comentarios:
Desconocía esta hoguera, pasaré más a menudo. Cuída a mi primo, y a la trupe Lavapies-Valencia.
Besos!
Pregúntale a Antonio quien es el autor del texto de su última entrada. Él, por supuesto, no lo es.
Un saludo.
Ramón
Publicar un comentario