Los únicos sonidos eran los dientes chocando con sus uñas y el murmullo lejano de la radio emitiendo un programa de madrugada cualquiera. La luz del flexo dibujaba un círculo sobre la mesa desordenada. Olía a tabaco. Detrás quedaba, deshecha, la cama. Enorme. Vacía.
" cómo te has dejado llevar a un callejón sin salida, el mejor dotado de los conductores suicidas "
Joaquín Sabina
22 enero 2009
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