24 mayo 2009

The beach, que la llaman los ingleses...

Hacía tiempo que añoraba esta sensación. A altas horas de la noche, con el agua mojándole los pies y un infinito horizonte de arena y mar alrededor. Un baño merecido. Un bienestar que necesitaba.

Se sentó, fijó la vista en ese infinito y acto seguido empezaron a sucederse las imágenes ante sus ojos. Fueron pasando lentamente, dándole el tiempo adecuado para analizarlas, para revivirlas, para sentirlas. Era demasiado lo que debía dejar atrás. O quizás no. Definitivamente, no lo era. Simplemente era una historia estirada hasta el máximo, manida de más en su cabeza; una historia sin principio pero con un final marcado desde el primer momento y una historia, quizás, sin tanta importancia.

Se acercó a la orilla, volvió a sentir el agua fría y aclaró completamente sus ideas: todo había sido una simple pérdida de tiempo.



A la vuelta, simplemente amanece un nuevo día, simplemente ha cambiado de opinión (tanta gente lo hace a diario, que no es tan trascendental borrar sentimientos).



"Ya lo sé, no traigo nada,
solo una luz que me quema en el pecho.
Nunca has pensado en huir al sur para empezar de nuevo,
perdido en San Telmo yo soñe que te encontraba igual que ayer
iluminando mi ventanal.
Un destello de felicidad."

Ismael Serrano (de la película "El hombre que corría tras el viento")

1 comentario:

azulmadrugada dijo...

nada es una perdida de tiempo...

cada historia nos ayuda a no cometer los mismos errores en la siguiente :)